La lectura del territorio
BILBAO: reconversión industrial y territorial
2. Desarrollo industrial y expansión
capitalista
Si bien los siglos XVI a XVIII fueron muy importantes para la evolución técnica y cultural del Pais Vasco[1], será en último tercio del siglo XIX cuando la expansión industria adquiere su mayor desarrollo de mano de una nueva oligarquía, ahora los “señores del acero”, que controla modo y medios de producción [2].
A
finales del siglo XIX se produce una fuerte expansión de la industria
metalúrgica que a principios del siglo XX aumentará con la demanda de hierro y navíos como consecuencia de las dos grandes guerras. Es entonces cuando se afianzan las mayores
factorías metalúrgicas y navales.
Pero para aumentar la producción no es suficiente
el territorio heredado. Se necesita extender
e intensificar sus actividades mineras, navieras y siderúrgicas, situación que ya no cesará hasta el
último tercio del siglo XX
Ocupación intensiva del territorio
Para
aumentar las instalaciones y la producción se extienden nuevas concesiones
mineras y de Dominio Marítimo y Portuario.
Las consecuencias de la intensa ocupación de las riberas de
la ría provocarían graves problemas de
contaminación de las aguas y subsuelos. Prácticamente todos los testimonios de
las actividades tradicionales astilleros muelles o molinos desaparecen ante
este ímpetu transformador que se convierte en un nuevo paisaje
También
se intensificará la actividad minera
invadiendo núcleos de población tradicionales hasta llegar, incluso, a su
derribo para explotar los filones sobre los que se asentaban, como es el caso
de Gallarta donde se derribaron los
edificios de un pueblo de 5000 habitantes.[3]
Esta
expansión industrial demanda gran cantidad de mano de obra lo que genera una fuerte inmigración que no puede ser
alojada en condiciones minimamente adecuadas. La procedencia es tanto del
exterior del país Vasco como de una población rural proletarizada. La ciudad y el territorio [4]
crecen desordenadamente y se crean poblados mineros y obreros con viviendas de ínfima calidad y en
condiciones medioambientales muy degradadas[5].
Nace así lo que ha sido una de las consecuencias más nefastas de este
crecimiento industrial: el alojamiento de la clase trabajadora y, como
consecuencia de aquellas condiciones de vida, la organización obrera
reivindicativa frente a una clase oligarquica que detentaba la propiedad de minas
y fábricas[6].
Continuación: La segregación territorial y social
No hay comentarios:
Publicar un comentario