Goya: de la alegría de vivir al sentimiento trágico
fragmento del libro "La silueta de Madrid" de luis Azurmendi
fragmento del libro "La silueta de Madrid" de luis Azurmendi
En una primera época su obra desprende un clima de optimismo
en torno a las relaciones sociales en las orillas del río; romerías y juegos
comparten diferentes estamentos sociales dentro de un ambiente de apertura y
liberalización de las costumbres. Imágenes como “la pradera de San Isidro” son
un excelente marco de estudio de la ciudad y los ciudadanos del momento.
Después, con un brusco giro de los acontecimientos, retornó a los
más oscuros episodios de una historia empeñada reiteradamente en impregnar de
un sentimiento trágico los escasos momentos de modernización del país. Goya
será testigo de aquellos acontecimientos a través de las “pinturas negras” o la
serie de “los desastres”
Todos estas imágenes y, sobre todo, los fondos paisajísticos
de cuadros y tapices, son excelente base para recrear una interpretación de la
silueta de la cornisa del Manzanares a finales del siglo XVIII tal y como se
muestra en las siguientes páginas. En ellas se ha hecho un trabajo de
interpretación paisajística relacionando la cartografía de Madrid en fechas
próximas, como el plano de Floridablanca de 1785, pinturas reconocidas como el
cuadro de La pradera de San Isidro.
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